No se puede quebrantar el espíritu de alguien que ya miró profundamente hacia adentro.
No hay adversidad que derrumbe el mundo de alguien que está conectado con su alma de la mano de Dios.
No hay libertad que pueda ser arrebatada a alguien que es capaz de elegir su actitud y sus pensamientos.
No hay autoestima que pueda ser dañada en alguien que se conoce profundamente a sí mismo.
No hay carencia para aquel que ha descubierto que la abundancia y la riqueza radican dentro de sí.
No se ofende fácilmente a aquel que ha sanado, ya que ha comprendido que aunque algunos lo hacen a propósito y otros no, lo hacen por sus propios heridas no resueltas.
No existe mayor amor propio que aquel que es capaz de tratarse con profunda compasión en sus peores momentos.
Quien descubre la medicina dentro de sí mismo, descubre todo. La medicina es Dios.
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