El Alpinista del Sentir
A lo lejos la monta帽a se encend铆a,
como si algo escalara su lomo de neblina.
No era cuerpo, ni sombra,
sino ideas—cuatro, tal vez cinco—
subiendo cerros con la agilidad
de quien ha so帽ado toda la noche.
El sol, reci茅n lavado por la lluvia,
bailaba sobre cayenas,
mientras un ave juguetona
tej铆a rutas invisibles entre aromas:
pan caliente, arepas dulces,
madrugadores saludos sin prisa,
una bella joven cruzando la acera,
cabellera al viento en bicicleta.
No hab铆a gesto de tristeza,
solo la risa como bandera,
y por dentro, el telar comenzaba:
hilando fibras con paciencia
para vestir al alma
de ternura y amor.
Volv铆 la mirada
a quien trepaba la monta帽a
y descubr铆 que era mi imaginaci贸n—
el alpinista del sentir—
que en la distancia reflejaba
las primeras ideas al despertar:
aprender, crecer, aportar.
Que nunca se olviden,
como cima que guarda la nieve,
como ra铆z que abraza la tierra,
como palabra que florece
en el jard铆n de cada comienzo de semana.
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